El periódico del día voceaba todas las noticias acostumbradas, asaltos, robos, corrupción y entre todas esas costumbres de los diarios, anunciaba un día soleado, en eso era lo único en lo que se había equivocado ya que una ligera lluvia comenzaba a humedecer las hojas mientras él las leía caminando por la acera.
A medida que sus pasos lo alejaban de cualquier lado, la lluvia robustecía.
Aceleró el paso para llegar al cobijo de un árbol amplio, tejido de miles de hojas verdes que resaltaban aún más contra el gris oscuro del cielo.
Ahí se quedó recargado, cuando el cielo comenzó a descargar su furia llena de agua. Miles de litros de agua esparcidos en millones de gotas diminutas.
Ni debajo del árbol estuvo a salvo del ataque aquel. Un ataque relámpago que tal como empezó terminó, dejando el pavimento mojado, las casas mojadas, muchos corazones mojados.
Dejándolo a él con le periódico sobre la cabeza, cubriéndolo de riachuelos que se colaban entre el follaje, con los dobladillos y los zapatos mojados y algo de frío en el cuerpo. Entonces fue que sintió un ligero calorcito sobre la nuca, volteó al cielo y observo como algunos rayos de luz se colaban entre las hojas verdes mojadas del árbol, algo de sol saliendo desde atrás de las sombras grises del cielo cubierto por nubes.
- A veces las esperanzas son lo último que se abandona- pensó.
Entonces tomó su periódico y la única nota que leyó fue la que decía:
Se pronostica un día de sol para la ciudad de México.
No comments:
Post a Comment