Mi memoria es terrible, todo se me olvida siempre.
Es tan terrible que a veces pienso que un día voy a despertar y no voy a recordar nada. Nada realmente.
Y esta conclusión con el paso de los años ya no me asusta, incluso no debe ser tan malo trato de imaginarme.
Así que despertaría sin saber en donde estoy ni quien soy, no sabría como llamarme, ni siquiera tendría conciencia de lo que son los nombres o de que yo debería llamarme de alguna manera.
Se me habrían olvidado las letras, y el nombre de las nubes y de las flores, no recordaría mi infancia, ni los nombres de las mujeres que alguna vez robaron mi corazón entero.
No recordaría a mis padres, ni sabría la razón por la que momentos antes de despertar estaba yo dormido. No sabría que el Sol se llama Sol, y que el día transcurre contado en horas por el hombre. Ni siquiera recordaría que existe el hombre.
No reconocería absolutamente nada de lo que veo, oigo, huelo, o siento. Todo sería nuevo y emocionantemente extraño. Nada pertenecería a algún recuerdo, Ni siquiera sabría lo que es un recuerdo. Así que me levantaría con la sensación de que por primera vez mis pies tocan lo frió del suelo, y mi cabeza se marearía un instante con la sensación de caminar, esa perdida de equilibrio entre paso y paso se me haría asombrosa.
Recorrería todo mi cuarto, llegaría a la sala, tocaría las paredes sin la idea de que atrás de esos muros existe un mundo diferente del cual no recuerdo nada, hasta llegar a la ventana y descubrirlo, verlo como se mira un cuadro, aunque no sabría lo que es un cuadro, y sentir el mundo a través de un vidrio sin la sensación de que realmente no lo estoy tocando, y entonces sorprenderme pensando, porque pensar no es algo que recordara, que eso que aquí llamamos mundo para mi en ese momento se transforme en una imagen que penetra por mis ojos y se siente frío y lisa como el vidrio. Aunque yo no sepa que se llama frió o superficie o imagen u ojos.
Y así caminaría descubriendo todo hasta llegar al espejo y descubrir al hombre, el reflejo semeja a la ventana que he visto antes, así que de alguna manera lo conecto y de pronto adquiero la conciencia de que yo también estoy detrás de alguna ventana y ese otro hombre me esta mirando. Y empiezo así a crear un universo, un mundo, un edén....
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