Monday, February 14, 2011

Ser microempresario.

Me levanto a las 7 a.m. me baño, me visto. Reviso la lista de compras de hoy y hago modificaciones. Salgo a la luz y enfilo rumbo a la central de abasto.

Ser microempresario es una tarea titánica en estos días. Lo veo y lo platico con mis amigos que son dueños de sus propios negocios, todos microempresarios preocupados por su negocio, por el bienestar de sus empleados y por su país. Todos coincidimos: La situación está cabrona.

De por si, la palabra empresario, ya tienen una connotación negativa. Ser empresario significa ser el ojote explotador que busca hacer dinero chingando a sus trabajadores y clientes con servicios de mierda. (Gracias Slim). Sin embargo ser microempresario es, en estos tiempos, ser el idealista que cree que invirtiendo el poco capital que se tiene y trabajando duro podrá pagar su casa, su auto, darle educación a sus hijos, en fin tener un futuro promisorio y con la mínima cantidad de problemas. Nada más alejado de la realidad.

La central de abasto tiene un tufo a alacena llena de condimentos mezclados con basura. Reviso otra vez la lista de compras para descifrar la mejor ruta a seguir para hacer las compras y hago un cálculo mental de lo que gastaré. Decido empezar por el pasillo IJ y no comprar todo lo que llevo anotado. Ojalá hoy no pidan piñones que están a casi 600 pesos el kilo.

Las trabas empiezan desde que uno quiere abrir un changarro. Los trámites a realizar son engorrosos. Hay que dar aviso a hacienda, a la delegación, verificar el permiso de uso de suelo en la SEDUVI, a la secretaría de salud en el caso de manejar alimentos y bebidas o ser un consultorio, a protección civil, y en todos los casos habrá quienes quieran “agilizar” los trámites por medio de una “propina”. Y aún falta pagar los 2 o 3 meses de anticipo que piden los locatarios, arreglar contratos de se servicio de luz, teléfono, gas, etc… la competencia de las cadenas, de los ambulantes, de los otros tantos que también apuestan por el autoempleo… en fin..

Salgo de la central con ¾ de las compras y con 2 mil pesos menos en la bolsa. Son las 10 am, debo apresurarme para llegar a cocinar. Para hoy hay que hacer dos sopas diferentes, dos platos fuertes, la preparación de una ensalada, un pedido de lasagna para 15 personas, masa para pizza, agua de sabor, arroz y frijoles, todo para que esté listo a la 1 p.m. Hora en la que los primeros comensales llegan con reloj en mano a comer dentro de los 15 minutos de comida que les dan en las empresas.

Ser microempresario no es fácil.

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