Saturday, January 9, 2010

Crónicas desde las nubes. Capítulo uno. Pasto

Soy pasto.

Soy el pasto de ciudad que crece entre las grietas de chapopote y cemento, bañado de lluvia ácida. Pasto superviviente, pasto naufrago entre planchas de concreto, pasto iluso creyente de volverse bosque o selva, pasto domesticado pero pasto al fin que sueña con extenderse hasta donde se alcance a ver.

El primer día que los humanos dejen de pisar la tierra, ese día comenzaré a extenderme hasta mis límites, no habrá más evolución, solo un campo lleno de pasto verde empujado en oleadas por el viento. Pero por ahora, soy un pasto dócil que encuentra donde crecer en cualquier grieta. Pasto malahierba, que rompe las aceras buscando echar raíces. Pasto de jardineras descuidadas en una ciudad de gente que no se cuida a si misma, mucho menos a otros que somos pasto.

Soy pasto germinado entre mierdas de perros y borrachos en parques grises y secos, aún así crezco desafiando el desdén de quien me pisa sin fijarse, aún a pesar de los mudos letreros que señalan: favor de no pisar el pasto.

También soy el pasto donde los niños juegan con su crueldad inocente, donde amantes primerizos buscan ávidos sus cuerpos, donde desempleados aburridos duermen, donde viejas abuelas dan de comer pan de ayer a palomas que parecen ratas. Soy el sr.Cesped en colonias acomodadas, donde una cobija es edredón, o donde un rebozo es pashmina y se usa por elegancia y no para desabotonar el frío del cuerpo.

Soy pasto, sueño, y algún día cuando mueras y tu cuerpo se corrompa de gusanos, ese día yo tomaré posesión de ti. Penetraré hasta tus huesos, absorberé tu carne fértil y por fin, ocuparé tu corazón con mi semilla que dará raíz, y seremos pasto juntos, otra vez.

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